jueves, 28 de mayo de 2009

Una serrana

Yo en cierto modo sabía que se acababa,era imposible que un simple pastorcillo pudiese casarse con aquella dama,ella era noble,amable,le encantaba estar conmigo,cuando compartíamos nustro tiempo podía adivinar que no era para siempre pero yo me escapaba de esos pensamientos y de aquellas frases que para mí no tenían sentido de aquella,aquella vez,aquel momento en el que era realmente feliz y que mis deseos eran estar con ella,poder vivir juntos para el resto de nuestras vidas sin que nadie opinase nada en contra ni nada que nos pudiese separar,soñé que la gente entendía que yo le amaba y que ella a mi tambien y eso era lo único que importaba a todo el mundo.
Pero me equivocaba.
Ni ella me amaba,ni siquiera me quería,lo que los otros pensasen lo tenía más en mente de lo que me confesó y solo me queía para jugar como decía ella,ella a la que tanto llegué a amar,ella que en mí solo buscaba un refujio para protejerse de la soledad de la noche,ella solo me queria para eso por que su marido no se lo daba...
En ocasiones como esta me doy cuenta de que las palabras no son más importantes que los hechos,solo cuando te las dice aquella persona sincera,honesta,cariñosa,una persona a la que amas a pesar de sus hechos,una persona con el valor y la travesura necesaria para enamorar a un pastorcillo como yo.
También me di cuenta de que nunca se puede confiar en una persona a la que el dinero le importe mucho cuando a esa le sobra.Por que pueden hacer mucho daño.Pero lo buneo es que ya aprendí y ahora lamentará lo que ha hecho,cuando la venganza sea realizada.

Continuará...

1 comentario:

mago merlín dijo...

Me gusta la idea de darle la vuelta a la tradición. En lugar del caballero que se encuentra con la pastora, el pastor que ama a la dama. En lugar del hombre que busca sólo sexo, la mujer que busca sólo sexo.
Quiza tu texto es poco dramático (en el sentido de que fundamentalmente son reflexiones del pastor y no asistimos al encuentro o los encuentros del pastor y la dama).
El final abierto añade emoción: se vengará... pero ¿de qué?, ¿de que no le ame para simepre?. ¿No es demasiado exigente este pastorcillo?
Saludos.